¿Qué harás cuando seas joven?

Hace dos meses tomé una decisión capital. Ayer me lo confirmaron. Voy a donar mi cuerpo a la ciencia. A mi edad y divorciado, nadie podrá apreciarlo más. Pierdan la esperanza los agentes de decesos, lo siento por ellos, son los únicos sacacuartos que te desean de todo corazón una larga vida. A mis herederos les quito un peso de encima. Todos en mi familia disimulan el temor de que yo termine heredando de ellos, aunque muera antes. Estudié Letras. A las letras he dedicado mi inteligencia y con ellas he intentado ganarme la vida a cero coma el renglón. Siempre literato, pero por encima de todo poeta; por encima de la Poesía, poeta.
Consagré a la Poesía mi alma, de momento, lo único eterno que nos hemos inventado en formato de bolsillo. Como no se ve y es inaprehensible, proliferan las definiciones. La mía afirma que es una entidad espiritual distinta a la de la digestión del vino. Entiendo que la iconografía cristiana, en buena fe pedagógica, ha llamado a confusión representando al Espíritu Santo sobre las cabezas de los apóstoles como una llamita. Los borrachos lo entendieron a la primera: Eso era el clavo.
A consecuencia de estos y otros reveses que callo, decidí dar un giro completo a mi vida para consagrarla a las ciencias. El espíritu no cotiza nada en esta rama del saber, pero el cuerpo, en cambio, sí que vale, ¿cuánto?, depende según sea a la canal o en báscula.

La vacuna celugenética
Un alma refinada no tiene precio, su valor es incalculable. ¿Cómo se atreven a evaluarla con preguntas test? Suspendí el examen de oposiciones. Gasté los pocos ahorros de un préstamo bancario en una academia de apandadores que apandaban on lain y on oficina. A consecuencia de estos y otros reveses que callo, decidí dar un giro completo a mi vida para consagrarla a las ciencias. El espíritu no cotiza nada en esta rama del saber, pero el cuerpo, en cambio, sí que vale, ¿cuánto?, depende según sea a la canal o en báscula. Yo estoy sano, como un roble, vean mi dentadura. La ciencia no va a tener que esperar por mí hasta que Dios quiera. Dono mi cuerpo en vida. En cuanto tenga listos los papeles de extranjería, me mudo a California. No sé cuando volveré. La fundación SENS (Strategies for enginereed negligible senescence research Foundation) del gerontólogo biomédico Aubrey de Grey me ha seleccionado para participar en un programa de reversión de la edad. Han creado una vacuna genética contra el envejecimiento y quieren probarla en humanos
El genoma de la mosca de la fruta contiene más de un 60% de los genes que intervienen en patologías humanas.
Iniciaron las pruebas con la mosca de la fruta (también, del vinagre), un insecto muy apreciado en la investigación de nuestras enfermedades. Su genoma fue, entre todos – bacterias y virus al margen -, el primero en ser secuenciado completo. Más de un 60% de los genes que intervienen en patologías humanas tienen su correlato en la mosca y esto, junto a su breve ciclo vital (entre 15 y 21 días) que permite estudiar varias generaciones sin eternizarse, y otras características que escapan a mi entendimiento han hecho de ella el mascarón de proa de la nave experimental. Desde que presentí que íbamos a ser colegas y a compartir «pionerato», me cae simpática. Con este nuevo afecto he roto una barrera. La mosca común – comúnmente «la mosca» – es a la Tierra como una enana blanca al cielo: increíblemente pequeña en relación a la increíble densidad de su masa, hasta un millón de veces más molesta que un agente de movilidad* sin nada que hacer.
La Drosophila, entre otros mártires de laboratorio
La Drosophila melanogaster está hecha de otro metal, le gusta el vinagre y la fruta madura, como a mí. ¿Quién le pondría el nombre? A los científicos no les puntúa publicar en revistas de poesía. Visitan poco este género. Los poetas son unos tipos excéntricos que afirman cualidades imposibles. Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad): La mañana no es tal, es una amplia/llanura sin combate, casi eterna,/casi desconocida porque en cada/lugar donde antes era sombra el tiempo,/ahora la luz espera ser creada. Sin embargo, quien bautizó a la mosca de la fruta puso el título a un poema. Drosophila melanogaster en griego significa: Amante del rocío de vientre negro. Y hasta aquí lo que quería decirles sobre la primera fase experimental de la vacuna celugenética; poca sustancia y mucha broza, lo admito. Evitaré dejarme llevar en adelante por este entusiasmo moscón. Entiendo que lo que para mí es importante, para ustedes pueda ser circunstancial e, incluso, insustancial. Discerniré y resumiré, yo acostumbro a incumplir las promesas cuando escribo.
La experimentación puramente fisiológica prosiguió con ratones, cerdos y primates a los que les da igual envejecer que no, y rejuvenecer otro tanto de lo mismo. Esta indiferencia simplifica la cuestión ética de los resultados. En el capítulo de los éxitos, descolla una drosophila que murió a la respetable edad de dos mil días y, por equiparse en longevidad al patriarca bíblico, fue bautizada para la historia con el nombre de Matusalén, oficiando de padrino Craig Venter, de Celera Genomics, impulsor del Proyecto Genoma Humano. A los ratones, el cerdo y el macaco que aún viven para contarlo tuvieron que separarlos de sus descendientes, saltaban chispas. Sabiéndose veteranos, intentaban imponer su ley en el grupo, pero el grupo, una vez perdida la memoria generacional, entraba en shock ante el comportamiento temerario de unos «mocosos» que pretendían subvertir el orden establecido. Problemas bestiales que, quizás, anticipen algunos de los que pudiera tener yo en el futuro. No es lo más probable. El año que llegue a joven quiero creer que la noticia volará por las redes y que, para entonces, ya habrá una generación de nuevos sapiens siguiendo la senda de mi retroceso.


La fundación SENS del gerontólogo biomédico Aubrey de Grey me ha seleccionado para participar en un programa de reversión de la edad.
Síndromes específicos e inespecíficos
No adelantemos acontecimientos. Aquí puede pasar cualquier cosa. He sido puesto en antecedentes y estos son: ninguno. Voy a ser el primer humano en recibir el tratamiento. Si nos remitimos a lo investigado en el bioterio, me dicen que los últimos experimentos con ratones y simios han sido plenamente satisfactorios, pero hasta los penúltimos hubo casos de cáncer, deformidades en órganos y miembros, síndromes inespecíficos con resultado de muerte y síndromes específicos como envejecimiento acelerado, detención del envejecimiento sin rejuvenecer o rejuvenecimiento sin freno. Durante la entrevista evitaron entrar en detalles sobre este último trastorno; es el que más llama mi atención. ¿Podrá un cuerpo firmemente constituido decrecer sin sufrir antes un colapso? Supongamos que sí. ¡Qué infancia tan distinta de la primera sería! Imagínenlo, ser cada día más niño, y no menos, en plenitud de facultades mentales, mientras que las físicas se retrotraen bajo la amenaza de un mortal desenlace contra natura. ¿Causa de la muerte?: nacimiento. Inquietante panorama. Hablo de ello porque anoche, en sueños, tuve una visión. Pasaba de brazo en brazo entre mis tataranietos. Era incapaz de sostenerme en pie, pero aún conservaba el juicio, porque les gritaba: ¡Dejad de lanzarme al aire, mentecatos, tengo 118 años!
Cierro la casuística. Hay mucho agorero y mucha señora Bernarda de Asquerosa* (Granada), que disfrutan ideando distopías a partir de cualquier descubrimiento. Me niego a ponerme en lo peor, para eso no voy. La próxima vez que nos encontremos, el reloj de mis días estará marcando dos horas, la de hoy y la de ayer. Y me dirán: ¡Qué bien le veo, para usted no pasan los años! Arreglen el cumplido, los años sí estarán pasando, pero hacia atrás. Ya sólo me preocupa qué haré cuando sea joven.
Cada año rejuveneceré un año, esta es la previsión; si el progreso fuera de año y tres meses, mejor.


La decadencia de la herencia sanguínea
Cada año rejuveneceré un año, esta es la previsión; si el progreso fuera de año y tres meses, mejor. Lo que me plantea dudas es el momento a partir del cual se generalizará la aplicación de la vacuna celugenética. Supongamos que haya de pasar todavía mucho tiempo. Siendo así, dentro de cinco lustros mis hijos parecerán mis padres y sus hijos los míos. La primera vez que me ofrezca a llevarles las maletas nos reiremos. Habrá que cambiar las leyes de herencia. Desde el momento en que la vacuna sea un bien público accesible y universal, lo justo sería que, en caso de muerte, el Estado devengara íntegros los bienes del difunto. Esta circunstancia favorecería las donaciones en vida, las fortunas estarían más repartidas. Los ricos, una vez se pierda el valor de la consanguinidad y los lazos familiares aflojen en beneficio del bien común, preferirán fundar sociedades filantrópicas sin ánimo de lucro que recojan su nombre y su legado.
Se estarán preguntando – ustedes, tan suspicaces – por qué adelanto como hecho futurible la decadencia del parentesco carnal. No tengo bibliografía en la que apoyarme, así es que no esperen citas, esperen elucubraciones. Estoy convencido de que la familia tradicional es un modelo agotado. Miro hacia al futuro y la veo conformándose al modo de las gens tribales que describía Lewis Henry Morgan en el XIX, autor omnipresente en una obra de referencia que dio lugar a estas especulaciones mías hace ya muchos años: El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, de Fiedrich Engels. Desde que la separación conyugal y sus traumas derivados comenzaron a ser habituales, Europa prueba nuevas fórmulas de maternidad y crianza de los hijos. En España, el número de divorcios supera al de matrimonios, sustituidos cada vez más por las parejas de hecho. De contratos conyugales para toda la vida hemos pasado a convivencias que promedian dieciséis años. Desciende el número de mujeres en edad fértil, mientras que la tasa de natalidad cae hasta 1,25 hijos. El índice de crecimiento vegetativo en 2018 (diferencia entre nacimientos y defunciones) fue de -1,2 personas por cada mil habitantes, un nivel dramático que ha convertido el problema en una cuestión de Estado.


El índice de crecimiento vegetativo en 2018 (diferencia entre nacimientos y defunciones) fue de -1,2 personas por cada mil habitantes, un nivel dramático que ha convertido el problema en una cuestión de Estado.
Las parejas homosexuales han sido sancionadas por ley. En los tiempos ominosos de la dictadura, y aún después, muchos de aquéllos se veían obligados a contradecir su orientación sexual formalizando matrimonios heterosexuales, y tenían hijos. Ahora, gays y lesbianas necesitan recurrir a técnicas médicas y vientres de alquiler para ser madres.
Necesitamos cuerpos gestantes
Necesitamos “cuerpos gestantes”, que dirían las feministas argentinas. De entre todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados, sólo una defiende la gestación subrogada, y no es de izquierdas. El resto apoya recurrir a la inmigración extracomunitaria, aunque no hay acuerdo en cómo regularla. Se dice, también, que necesitamos mano de obra extranjera, en tanto que miles de españoles cualificados han tenido que emigrar a otros países y el nuestro soporta un cifra de 3.400.000 parados con una tasa superior al 30% entre los menores de 25 años. Cuanto más aumenta el contingente de mano de obra barata, más aumenta la precariedad laboral, más el rechazo popular a los inmigrantes y sus familias que si, ya por inercia, tienden a aglutinarse en burbujas sociales, transparentes pero aisladas, la animadversión ambiental los vuelve aún menos permeables al cambio. Si esto ocurre entre las remesas hispanoamericanas, con quienes compartimos tantos elementos culturales, cuánto más no ocurrirá entre los depauperados afines al Islam que llegan huyendo de guerras y miserias, desconocedores de la lengua y las costumbres del país, adscritos a una religión que corta manos y cabezas, y con un volante para el psiquiatra tatuado entre las sienes.
En España, el ámbito laboral que necesita cubrir más vacantes es el familiar, un sector, nadie lo duda, estratégico. Hacen falta gestantes, hacen falta madres y hacen falta padres de apoyo, en tercer lugar. Y, por encima de todo, patrocinio estatal canalizado a través de un ministerio de la familia con poderes, como dicen ahora, transversales. Las trabajadoras gestantes habrían de seleccionarse mediante convocatorias nacionales e internacionales. Las madres y los padres (con independencia de su sexo) saldrían de entre ciudadanos honorables debidamente cualificados para ejercer y desarrollar esos papeles. Miles de jóvenes en paro tendrían una oportunidad de crecimiento personal, social y, finalmente, de rendimiento económico pues serían retribuidos como profesionales con dedicación exclusiva o flexible según las circunstancias. Los planes de constitución familiar, además de aplicarse en ámbitos urbanos, serían una alternativa poblacional a considerar en el desarrollo de zonas rurales deprimidas o despobladas.
Dormir como La bella durmiente
Imagino mi segunda juventud en un contexto social de nuevas relaciones inter sexos no condicionadas por el determinismo reproductor macho/hembra. Todavía faltan muchos años, pero no tantos. Yo me lo voy a ir pensando. Los tiempos dirán si acabo siendo madre, padre o las dos cosas de hijos distintos. Lo primero, digo yo, será desjubilarme. Lo segundo, regresar por los años cincuenta y los cuarenta. Los años cuarenta y cincuenta dan pereza, a mí me dan pereza; los míos pasados fueron décadas ominosas. ¿No podría quedarme dormido hasta los veintitrés? Brunilda, la valkiria de la ópera de Wagner, fue maldecida con la mortalidad por desobedecer a su padre, el dios Wotan. Sintió compasión de dos hermanos incestuosamente enamorados (Sigmund y Sieglinde) e intercedió a su favor en un desafío a muerte, cuando debía haberse mantenido al margen. La maldición acarreaba el castigo de quedar expuesta a la arbitrariedad del amor en un cruce de caminos mortalmente dormida sobre un altar. Después de rogar lastimeramente, Brunilda logró que Wotan le rebajara la pena: un cerco de fuego protegería su cuerpo de la canalla. Sólo un hombre valeroso y noble sin igual tendría los arrestos necesarios para traspasarlo. La alegoría de esta leyenda se encuentra, también, sólo que caramelizada, en La bella durmiente del bosque, cuento de Charles Perrault (1620-1703). (Posteriormente, Walt Disney le echó sirope por encima). Ambas encierran el mismo aviso y remiten a la misma persona: Cuidado las chicas, no despierten al amor antes de tiempo y malaconsejadas. Son fábulas preparatorias de la pubertad.
Y digo yo, que estoy llamado a revivir la edad del pavo, ¿no podría el señor De Grey interceder por mí? Algún bebedizo sabrá preparar ese formidable equipo de científicos que me mantenga dormido y a su merced hasta el día de la imbarba.
La juventud perderá sentido
Definitivamente, no me interesan las edades medias. Del Renacimiento en adelante. Repito, sólo me preocupa saber qué haré cuando vuelva el joven, porque cuando vuelva el joven seguiré joven hasta que Dios quiera; porque, a partir de ese día, la juventud perderá sentido; es decir, que al final tampoco seré joven, seré otra cosa, un acumulador de tiempo. No va a ser fácil explicarlo sin ciencia ficción. Imagínenme arrecife vestido de musgos, lapas, mojojones*, con pulguitas de mar brincando sobre mi cabeza y algún que otro cangrejillo haciéndome los cuernos o el agujero para un pendiente. Tal vez, llegue un momento en la milenaria trayectoria de mi vida que nada me apetezca más que un retiro lejos de la Tierra. Tengo alguna que otra idea mística preparada que no abultará ni hará más pesado mi equipaje: (Recuerdo el dictado de Juan Ramón*: En la soledad no se encuentra más que lo que a la soledad se lleva) La idea de adentrar mi vida interior en el espacio de la materia oscura; la idea del viaje al alma del universo, allá donde se encuentre, esté oculta en las entrañas de una galaxia determinada o sea una nebulosa de inspiración ubicua entre universos paralelos. Un alma que está y no está donde le da la gana bien puede resultar de una fórmula matemática, o bien hacer su propio encargo para a una hora precisa trasladarme ella misma a un poema no escrito y declamado sin palabras (¿Por ejemplo? El más sencillo: un capvespre*, que diría mi amigo Josep Maria). Imagínenme, entonces, vistiendo hábito de monje y habitado por el alma de una mosca que se golpea contra la luz de los cristales; imagínenme luego de imaginar lo anterior bajo la regla carmelitana dentro de un cenobio-asteroide que orbitara a Dios. ¿Locuras? No sé si me explico. Luis El Zambo lo expresa por bulerías con otra gracia: ¡Qué cosas tiene este loco/que no dice una verdad/ni una mentira tampoco!
¡Hay tantas muertes que aún no han tenido su oportunidad!
Naturalmente, la muerte andará al acecho rejuvenecida. ¡Hay tantas muertes que aún no han tenido su oportunidad! El peligro de caer implícito en el temperamento juvenil será el mismo de toda la vida de joven, sólo que entonces será el mismo para siempre, y que a su lado habrá un anciano templando gaitas. ¡Cagüen la leche! ¡A ver si llego! ¡Y si llego, a ver lo que duro!
Entre bromas y serio, digresiones y tal, he intentado soslayar una cuestión de fondo, que desde el fondo de mí pide paso. Ya tenía preparado un remate dicharachero: «Tanto conjeturar y a estas alturas de la murga, todavía, no tengo una idea sensata de qué haré cuando sea joven. ¡Todo! ¿Pues qué, si no? Sólamente, tendré que organizarme; sólo eso. Un problema nuevo será cuándo dejar de hacer lo que emprenda, el antiguo calendario de las edades habrá quedado obsoleto, pero hacer, hacer, haré lo que se tercie, lo que me plazca, lo que convenga, sabiendo sujetar bien los caballos, porque sé – al pasado me remito – que andaré pronto a exhibirme incansable, imbatible, incombustible; en una palabra: inmortable.»
Pero ¡Ay! ¿Quién me asegura que no volveré a ser el mismo? ¿Quiero ser el mismo? ¡No, por Dios! ¿Quién me dice que no repetiré las conductas nocivas a las que por naturaleza me he visto inclinado? ¿Y si por no ser el mismo derivo hacia otro peor? ¡Ay, amá! ¿Habrá psiquiatra en el equipo de SENS? ¿Habrá psicólogos, habrá neurólogos? ¡Tiene que haberlos! ¿Apolo, estás ahí? Tú mandaste escribir a la entrada de tu templo, en Delfos: Conócete a ti mismo (γνωθι σεαυτόν). Recomiéndame, por favor. Te ofreceré un sacrificio.
*Asquerosa: Localidad de la provincia de Granada, hoy en día llamada Valderrubio, donde Federico García Lorca vivió una parte de su infancia y a la que acudía, una vez instalado en la capital, a pasar los veranos. De este pueblo era la mujer (Frasquita Alba, para más señas) en quien se inspiró para escribir la obra La Casa de Bernarda Alba.
**Mojojón: localismo bilbaíno o vizcaíno (cualquiera se lo discute a los de Bilbao) para designar al mejillón.
***Juan Ramón Jiménez: poeta y premio Nobel de Literatura, 1956.
****Capvespre: Atardecer, anochecer, crepúsculo, en catalán.
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